jueves, 16 de noviembre de 2006

Pequeñas rebeliones: Después de, el proverbial, 'César Vallejo banco'



En los paisajes de Mansiche labra
imperiales nostalgias el crepúsculo;
y lábrase la raza en mi palabra,
como estrella de sangre a flor de músculo.
César Abraham Vallejo Mendoza

A ti me dirijo, poeta soberbio, sabio orfebre, artífice de pirotecnias; no desprecies a los que tañen la zampoña; no las manos torpes; paga con oro la rústica lengua del gañan. ¿Por qué miras mal, y de arriba, a los que tañen la zampoña? Ninguna de tus canciones tiene más belleza que el trémulo acento de la suya. ¿Por qué te recata la sabiduría de las manos toscas del trabajador que modela su barro; de aquel que rudamente labra su piedra dura? Nada saben del secreto de las artes, y cuando animan barro o piedra les infunden lo que tienen: los temblores de su corazón.
Arturo Peralta


Odumodneurtse, burdo, enfermo, tétrico Perú. Y no por la escasez de cultura (arte, religión o ciencia) si no por sus hombres, por sus artistas (poetas, músicos, escritores, cantantes, actores) incapaces de formular, cohesionar, estructurar o superestructurar una idea, filosofía, propia: hasta hacer revolución o hasta morir. Y no soy yo que sufre sino el otro / El mismo mono milenario / Que se refleja en el espejo y llora (amarrando el pensamiento) Levantando torres de palabras / De palabras / De palabras / De palabras / De palabras / O dirigiendo el pequeño pene oscuro / Posiblemente hacia el alba / O hacia un disco de mármol tibio y mojado / O en el peor de los casos / Hacia una hoja de papel / Como ésta (Nudo, entre poemas, de Cuerpo enamorado y La masturbación es un caballo blanco, de J. E. Eielson). Digo, cobardes, viejos y cobardes que apagan su luz juvenil. ¡Qué importa la vida cuando la idea es superior! Y no renunciar ante la atroz y ciega oposición que no sabe ver mas, sólo todo, lo que ha aprendido: el día de hoy, que es hoy, y no mañana. Porque para esos bichos, estorbos, virus, el mundo es y será. Es que el Perú está lleno de seudoartistas que realizan pequeñas rebeliones con el, único, enclavado mental, fin de obtener un puesto, para ganar dinero, en algún recoveco político o social. Como escribir para alguna revista o periódico, tener un programa de radio o televisión, llegar a congresista, dirigir el Instituto Nacional de Cultura, ser profesor o juez de arte o poesía (como si se enseñara o calificara), optar por Presidente del Consejo de la Juventud o probar como Presidente de la República. ¿No entiendo? Simplemente no logro explicarme cómo después de, el proverbial, 'César Vallejo banco' (desde 1918 con Los heraldos negros, pasando por el impertérrito Trilce, hasta el día de mañana que aparecerá, con algún explotador, algo inédito), de donde se saca, el dinero mental, vital, a crédito cero y a libre reponer de pobres y ricos, de cojos y mancos, de ciegos y Sordos, de selváticos, serranos o costeños, de nacionales o extranjeros, se siga en la entraña tramposa de cantarle, como si fuese la única verdad, al mundo griego, europeo y norteamericano.

Y ahora están los chinos, cultura, potencia de milenios, y seguimos siendo la apócrifa sombra de la imagen clavada en el madero. Somos un país, "la perenne colonia autónoma", y sin embargo desterramos a quienes encuentran la expresión pura; para que otros la asimilen y así renueven su Cultura. Existe una resistencia, un autoflagelo, casi natural en nosotros, fijada en un icono o emblema de héroe que ha sido blanqueado, disfrazado, como herida que rebela a la mujer (facción, desconocida, de género en el poder). Porque el racismo, segregación que hay en el Perú y de lo que nadie quiere hablar, es de todos contra ti y, por lo tanto, de tú contra todos. Como sucia piedra, para arrojar en el campo o la ciudad, llevamos las palabras: cholo, indio, negro, charapa, huaco, blanco, cóndor, serrano, costeño, perro, apestoso, chino, gringo, feo, cuco, homosexual, etcétera; para dormir alienado, pero feliz, una noche más. Distante de la voz, poética purísima y candente de la lengua aimara, que se quiere ocultar, en Tiempo circular* (Muyu pacha): Mi lámpara de sebo apenas ilumina / el interior de mi cabaña y afuera / el frío ronda como un puma herido. / La nieve acumulada al fondo del silencio / a la hora que emerja mi Padre Sol / se diluirá para rodar al fondo del mar. / Los trajes que tienen los muertos/ no ocultan la desnudez y llagas de sus cuerpos. / Uno a uno ascienden del subsuelo / y vuelven a ocupar un lugar en sus casas / convertidos en el viento de la tarde. / Ancianos / hombres y mujeres / llevan su yantar para llegar al principio. / Cruzan en balsas el Mar de la Muerte / para ir a los Padres Cósmicos / a la eternidad / al tiempo sideral que volita en forma circular. De Wari nayra (Ojo de vicuña), de José Luis Ayala.

Pero está el ingente, escribidor, Mario Vargas Llosa, conservador y súbdito, costumbre y método, regla entre reglas, capaz de hundir o revivir a quien le dé la gana, literariamente hablando, a Carlos Oquendo de Amat, el hermano enfermo y fiel y loco que suma roca y roca en ya palabras: fruta, artefacto, carne y flor que se transforma, ojos que se distienden como magia de palmeras abanicos (A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso. Del poema Madre); o a José María Arguedas, al que ensalza ó perjudica desde una bandera advenediza, que nada tiene que decir, pues no lo entiende, no lo siente (Estoy en Lima, en el inmenso pueblo, cabeza de los falsos wiraqochas. En la Pampa de Comas, sobre la arena, con mis lágrimas, con mi fuerza, con mi sangre, cantando, edifiqué una casa. De A nuestro padre creador Túpac Amaru), y como tal ataca o conmueve, convierte vidas, en utopía: todo, lo que él mismo trata de crear y creer, como peruano, "común", que también es y será. Desde luego, la culpa no la tiene él si no la fama que nos hace, obliga a, ver todo en donde no hay nada, y nada en donde está todo. En todo caso, si seguimos lo planteado por el autor de El libro de arena, es seguro que, en toda creación humana existe algo de fundamental, de clásico, sino de todo. Recordando que el valor del arte actual está, únicamente, determinado por su capacidad de entretener, embelezar y persuadir. Igual, hablar de algo, o alguien, bien o mal, de todas maneras es, siempre, a favor: si uno tiende a investigar el porqué. La vida del artista que no sólo está sujeta de su obra, sino que su vida misma está presta a ser una obra de arte que suma en sí; y esto, al final, es lo único que cimentará o erosionará la obra en sí. Ya que nunca es igual el artista que se suicidó con el que murió de viejo o al que lo mataron con el que renunció a su obra o al que hizo vanguardia o rebelión con el que se sumó a la corriente. Seguramente que José Carlos Mariátegui entendió esto, tan inteligente como se le escucha, por eso dice: El Tunante, Abelardo Gamarra, quería hacer arte en el lenguaje de la calle. Su intento no era equivocado. Por el mismo camino han ganado la inmortalidad los clásicos de los orígenes de todas las literaturas. Lo mismo que diría del vital autor de Los ríos profundos, con la confirmación de que él sí lo logró. Ser un clásico hasta en las calles, que es el Perú, y no solamente Lima (la equivocada casa).

Poseemos cuadros y artistas, vivimos en otros tiempos y ya hay pintura, no como la época en que vivió y sintió Alfredo Quíspez Asín. Vivas imágenes que nos atacan, enseñan, pervierten o representan, en Los Funerales de Atahualpa de Luis Montero, donde se ve a un hermoso nativo, 'mestizo imponente' (La belleza, no es Venus, es India), por ser el único que hiere con su piel al mundo blanco o lacayo de Lima, pero encadenado, escoltado por el invasor y de asumido sufrimiento (los disfraces que le parecen llorar; hasta los sólidos escenarios). Otros experimentos y escultopinturas que se ven en la serie Quipus de Jorge Eduardo Eielson, que traducen en herencia dramática pero de sutiles sombras sobre el terreno dormido/despierto donde se sientan a mirar los nudos y toda la luz que esconden y proyectan. El cuadro de Sérvulo Gutiérrez, Los Andes, tan representativo, tan actual de todo lo que todavía quiere esconder algún, dizque, peruano, con el suficiente dinero para comprar política y prensa, sociedad y arte. Diría: El Perú es un bello cholo sentado en el banco, espejo, del engaño. Como el Mito del guerrero rojo o el Mito de la mujer y el vuelo de, una perspicaz, Tilsa Tsuchiya; simbolizando, haciendo con sus manos que se muestre, que se exprese el Perú sin brazos. El Perú lleno de riqueza natural y, sin embargo, abstracto. Propuesta, visión antagónica e historiográfica (cuya meta es el Cosmos: el principio, los orígenes, las estrellas) que se muestra en el maravilloso cuadro, La Procesión de La papa, de Gerardo Chávez; cuyo evolucionado lenguaje en María de los Andes (La papa), entronca la sincrónica y diacrónica riqueza del Perú. A correspondencia de un cambio, el arte que a todo escucha, toca, presiente y ve, reafirmado por Manuel Scorza en Garabombo el Invisible: Los Ignacio lo esperaban con una fiesta a la que asistieron muchos hacendados de la pampa de Junín. Los gamonales venían a burlarse de los serranos-que-creen-todavía-en-estas-cojudeces pero, como todos, enmudecían ante la realidad. El Hermoso presidió el festín. Alta la noche los invitados se recogieron. Era una noche plagada de estrellas enormes. El viento lamía la estepa. El Hermoso salió al patio. Se sentó en un tronco de eucaliptus. Un hacendado, despectivo caballerete de bigotillo, ex ministro de Prado, se acercó. -¿Pensando en las musarañas, jovencito?- preguntó agresivo. Descreía en la 'curación'. Porque ahora los incrédulos sostenían que el Hermoso había tenido siempre esa cara; que la joroba, que la cojera, que la fealdad eran 'invenciones'. El Hermoso volvió el rostro. Sin pasar por alto a Carlos Enrique Polanco y una identificación colorida del Perú, interiorizando la rivalidad y diversidad: un color parece tratar de asfixiar al otro. Lo connatural de no saber florecer o violar.

El repetitivo agonizar del cine peruano; una cosa que de absurda espanta. Deben ser pocos los hombres que al desarrollar una teoría, al esquematizar y diseñar los planos de los cuales saldrá, caminante extraño, en un principio, el artefacto que hará moverse y girar al mundo, de la función y el entretenimiento, vislumbran, sientan ver en los siglos posteriores la capacidad de las leyes que creen comprender. Será el caso de Thomas Alva Edison con el Vitascopio y de Lumiére con el Cinematógrafo. El cine, es como el punto de apoyo por el cual el mundo se interrumpe, medita algún instante, y prosigue su caminar, a veces, por la senda errada. En el Perú estas experiencias parecen haberse perdido como pisadas sobre las, bruscas y ciegas, aguas. No aprovechando la capacidad, el potencial cultural de este arte; sino que en el trayecto, desde 1897, no ha prefigurado siquiera una pequeña industria y estilo (identificable y exportable). Ni con presión política, que siempre fue parcial e intermitente, ni con total desarraigo, que es el caso real (de todas las artes en el Perú). ¡Bestialidad!, escuchando al maestro Marco Aurelio Denegri, que ni una sobreviviente Kukuli (1961) puede, hacer entender y, reparar. Es como si todos los que vieron y ven la viabilidad de este arte se hubieran cansado de luchar para así quedarse, con todo derecho, dormidos. Recordando un fastuoso poema, Alcohol de Guillermo Mercado: Cómo lentejuelea el quechua / en la boca de la india, en su charlar / allí sentada la india vieja, sobre las ruinas / de sus años, debe chacchar la historia de sus días / como hojas de coca ya molidas, trituradas / por los dientes asesinos de un ingrato / charla, y hasta por los labios se le escurren / chorros de recuerdos / sin embargo, chispeantes ya los carbones de sus ojos / la india como una hoguera a todo arder / vuelve a su ayllu llameante de gritos por el campo / en su regreso de colores va enredando / los caminos / Y los cerros emponchados de silencio / se animan, aireados con un viento / arremolinado de huaynos / ¡QUE ALEGRÍA QUÉ ALEGRÍA! / en la rueca borracha a todo girar que es ella misma / se va hila que hila / la lana blanca, lavadita de las nubes. E inclusive así no escuchamos al arte, no entendemos, y no aprendemos nada de México, Alemania, Estados Unidos de Norteamérica, Argentina, Estados Unidos del Brasil, Japón, China, India, Chile y todos los países que nos venden y fijan su cultura en el medio de la Cinematografía.

Una 'piedra de toque', sinónimo de explosión y desarrollo, sería la investigación. Reactivar los programas, volverlos óptimos (que sirvan para presentes y futuros), derivar el dinero suficiente, a consigna, y no desaparecerlo en el trayecto. Instaurar un organismo de control, que funcione, y de esa manera verificar que la investigación está o dará frutos: con gentes que darían su vida por desarrollar recursos y tecnologías que transformen el país. Para jamás permitir que el niño, joven maestro de Ajedrez, tenga que salir huyendo de su amado país pues en él, únicamente, ha conocido la ignorancia, los celos y la exuberante mezquindad. Es que tenemos tanto que aprender, que un soplo de vida no bastará, sino que necesitamos cientos, miles, millones de hombres (mujeres, intermedios y varones) que actúen y hablen de la, hoy vituperada, Verdad. No se entiende cómo con una población tan pequeña (30 milloncitos), y en un territorio lo suficientemente vasto y rico, no salimos adelante. ¿Será porque estamos concentrados en Lima o porque nos estamos dejando engatusar? Hay que preguntarle a China y a Japón: ¿cómo se hace para sostener un desarrollo, relativamente, constante?

En honor al maestro Wáshington Delgado voy a cerrar esta reflexión con otro hermoso poema de José Luis Ayala, Asteroide del amanecer** (Willjta warawara): Cóndor / ave suprema / Señor del viento / ráfaga de silencio / rayo perpetuo de nieve. / ¿Qué buscas en riberas del mar / pampas / y vacíos abismos de la tarde? / Relámpago carnívoro / asteroide del amanecer / llegas con la lluvia y ventisqueros. / Pero la Tierra es cada vez menos pródiga / porque el hombre destruye a la naturaleza. / Asciendes al confín del cosmos / y no hallas nada para calmar tu ansiedad. / ¿A dónde vas raudo sin rumbo ni destino? / ¿qué será si no encuentras carne viva? / ¿volverás a tu nido hambriento como estás? / Ven / ven / aliméntate de mis entrañas / toma mi cuerpo / mi sangre y sacia tu sed. / Yo te doy mi vida a cambio de que vivas tú. De Wari nayra.


*Muyu pacha


Lik'i micha ch'uwajaxa inakiwa
anaqaja manqhana uta anqana qhantaski
ukatsti thayaxa maya usuta titjamawa muytaski.

Khunuxa ch'uju manqharu tantantatawa
kuna pachati Inti Awkijaxa mistunini
ukaxa chullutataniwa Inti jalanta manqharu qulumrantañataki.

Jiwatanakaxa isinakapa ist'atäpki
ukaxa janiwa janchi q'arätapsa janchina chhuxrinakapsa imantkiti.

Mayata mayatwa uraqi manqhata mistsunipxi
akatxa wasitatwa utanakapanxa maya chiqaru utjantapxi
jayp'u chiqa thayaru kuttata.

Awkilinaka
chachanaka ukatxa warminakawa
luqtasiwinakapa manq'anakapxa qalltaru puriñataki apapxi.

Yampunamawa Jiwaña Qutxa makhatapxi
llamp'u pacha awkinaka thiyaru
wiñaya pacharu sarañataki
t'uyuki muyuskiri warawara pachawa phiriruki muyuski.


**Willjta warawara

Kunturi
sinti munañana jamach'i
munañani thayana Tatapa
amust'äwi k'ataki sarayiri
wiñaya khununa llijullijupa.

¿Kunsa jach'a quta thiyana thaqta
pampanakana
ukata jayp'u ch'usa waranqa manqhanakana thaqta?

Aycha manq'ani q'ixuq'ixu
willjta warawara
jallumpi thaya tutukampiwa purinta.

Ukatxa uraqixa sapa kuti juk'ampi pisi luqtasïwiniwa
kunalaykutixa jaqiwa aka pachana utjirinakapxa jiwayi.

Musphkaña taqi pacha tukusïwiparuwa makattaxa
ukatxa janiwa kunsa jikxatktati taqi munäwima t'akuyañatakixa.

¿Kawkirusa jani thakini, jani purïwini wali k'ataki sarta?
¿Kunjamapachänisa jakkiri aycha jani jikxatkäta akaxa?
¿Kunjamäktati ukhampachati manqata awtita tapamaruxa kutt'äta?

Jutma
jutma
puraka manqhajampi manq't'asma
janchija katuqma
wilaja katuqma, ukata umata pharjata ist'ayasma.

Nayaxa jakäwijwa churäma jumana jakäwima lanti.

Salomón Valderrama Cruz

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué hermoso texto Salomón, pero qué peligroso... seguro que te van a querer linchar; porque es un hecho que saca roncha y de la buena. Bien, está hecho para pensar en las porquerías que hacen en este hermoso país llamado Perú.

Elena

Anónimo dijo...

gran poema de Guillermo Mercado y gran texto. no lo conocía pero ahora lo buscaré.

Luis .

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